El primer uso del aire comprimido no provenía de los compresores sino de los pulmones humanos. Los pulmones sanos pueden ejercer una presión de 0.2 a 0.8 bar. Los primitivos usaban la potencia de sus pulmones para impulsar dardos desde una pistola de soplado.

Sin embargo, sin embargo como seres humanos, tenemos límites, no producimos el oxígeno ni el aire presurizado suficiente para aplicaciones de alta temperatura.

Con el nacimiento de la metalurgia, aproximadamente en el año 3000 a.C., para trabajar, los metalúrgicos egipcios y sumerios usaban el viento y después sopletes. El primer compresor mecánico, el fuelle accionado a mano, surgió poco después y en el año 1500 a.C., empezó a usarse el fuelle de pie que era más eficaz. Los fuelles impulsados por el pie o por una rueda de agua fueron compresores en los que se confió por más de 2000 años.

En 1762, Jhon Smeaton, construyó un cilindro de soplado impulsado por una rueda de agua que empezó a reemplazar a los fuelles. El inventor John Wilkinson introdujo una eficiente máquina de accionamiento en Inglaterra en 1776; la máquina fue un prototipo temprano de los compresores mecánicos.